El tema de la piratería lo podemos evaluar desde sus dimensiones intermedias, aquellas que no ocasionan problemas ni daño. Creo que todos hemos buscado versiones gratis en internet de algún libro que tengamos que leer para el colegio o universidad, porque sinceramente ¿por qué querría pagar por algo que estaré usando una sola vez? Probablemente ni siquiera sea de mi interés, y por eso no querré invertir dinero en ello. O quizás haya que pagar por el libro, pero no tengo dinero disponible y un amigo que sí lo compró me lo comparte para que pueda leerlo. ¿Esto es bueno? ¿Es malo moralmente?
Viéndolo de forma objetiva, está mal que una persona ajena al autor de algún recurso, sin autorización, ponga a disposición del público su trabajo libremente. No se está valorando el trabajo y esfuerzo del autor, que además es algo por lo que busca obtener ingresos. Acá un tema bastante debatible y es si los recursos educativos deberían ser de libre acceso, porque se debe considerar las diferentes realidades de las personas.
¿Cómo se crea ese balance para que el autor se beneficie, y los usuarios puedan acceder sin restricciones? Es complicado, porque el interés de una persona que crea contenido como parte de su trabajo es obtener renumeración por ello. Los autores por su parte, podrían dar permiso de compartir su trabajo pero bajo la condición de darle los créditos. Los usuarios, por el otro lado, deberían tener la responsabilidad de hacer el buen uso de los recursos, por ejemplo, no deberían aprovecharse de ello para obtener ganancias propias reproduciendo o distribuyendo el contenido. Sin embargo, hay páginas que por medio de suscripción, muchas veces gratis, ponen a disposición recursos educativos. Esto podría ser una solución que requiere un compromiso de ambas partes, por una los creadores de estar abiertos a una mayor accesibilidad de sus obras, que incluso podría obtener ventajas como un mayor alcance; y por otra parte los usuarios, tomando la responsabilidad que merece y el valor que se le da al trabajo de alguien más.
Aquí entran en juego las virtudes y la moral personal, así como está mal robar bienes de otra persona en físico, está mal robar, plagiar o reproducir contenido online o algún tipo de creación intelectual. Todos consumimos, o necesitamos en algún momento acceder a diferentes tipos de contenido: libros, artículos, música, o imágenes. Se valoran los bienes físicos y el trabajo de las personas, la propiedad intelectual no es excepción y la prudencia, la virtud fundamental, debe estar presente al momento de querer consumir contenido pirata o piratear alguna obra. ¿Qué bueno obtengo de ello? ¿Cómo me edifica como persona, o más bien me lo impide?
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